Aspectos para elegir una nube adecuadamente

El uso de la computación en la nube parece estar presente en el día a día de cada vez más empresas en todo el mundo. Incluso, en muchas organizaciones los procesos de transformación digital e innovación están soportados en aplicaciones y servicios alojados en la nube, lo cual muestra la relevancia que este tipo de tecnología ha adquirido al interior de las compañías.

Se estima que, para finales de 2021, cerca de la mitad de la información corporativa de todo el mundo estaba almacenada en la nube, con un importante crecimiento en comparación con el 30% registrado en 2015, según destaca la compañía de tecnología BairesDev.

Además, aunque el término cloud computing puede estar asociado al almacenamiento, las alternativas de servicios y aplicaciones que se pueden aprovechar a través de esta tecnología van mucho más allá.

En suma, la computación en la nube es una de las tecnologías que está soportando el desarrollo de los negocios a escala global. Por lo tanto, es importante que las organizaciones y sus colaboradores conozcan algunos de los conceptos, tendencias y modelos de uso alrededor de esta tecnología.

Una organización, múltiples nubes

Si bien existen nubes públicas y privadas, que pueden beneficiar específicamente a cierto tipo de organizaciones, estos dos modelos no son incompatibles el uno con el otro. De hecho, cada vez más organizaciones se deciden por una mezcla entre los dos modelos, en lo que se denomina la nube híbrida.

“Cada vez más, las organizaciones recurrirán a soluciones de nube híbrida para ganar flexibilidad y escalabilidad. Estas soluciones combinadas también permitirán a las empresas planificar con antelación y lograr agilidad”, destaca BairesDev.

La fuerza que ha tomado el modelo híbrido se está viendo acompañada, además, por el uso de múltiples nubes como parte de las estrategias de las organizaciones. Esto implica que las empresas pueden diversificar la infraestructura de nube que usan para el desarrollo de sus aplicaciones, almacenamiento o herramientas digitales, sin que sea necesario depender de un solo proveedor o tipo de nube.

Seguridad en la nube

Como es lógico, una mayor presencia en la nube por parte de las compañías debe ir acompañada de una estrategia de seguridad digital más robusta y que esté pensada en amenazas que evolucionan al mismo ritmo al que lo hacen las nuevas tecnologías.

En un entorno digital, las empresas se preocupan cada vez más por la seguridad de sus datos, la capacidad de restaurar información en caso de un incidente y el control de los costos asociados a una operación basada en la nube. Además, el temor de no contar con las herramientas de seguridad necesarias se puede convertir en una barrera para que más organizaciones implementen la nube como parte fundamental de sus operaciones.

Las organizaciones “deben adoptar una estrategia que simplifique las operaciones en la nube”, destaca la firma Fortinet en el 2021 Cloud Security Report. El documento también que la seguridad en la nube es un factor crítico y una estrategia de seguridad en la nube robusta y adaptable es una parte importante para lograr los objetivos de negocio que las empresas buscan realizar con la adopción de la nube.

Aplicaciones nativas en la nube

La implementación de servicios de almacenamiento, desarrollo de aplicaciones y testeo de productos a partir de recursos alojados en la nube se ha hecho cada vez más necesaria para las empresas en medio de un mercado que demanda soluciones ágiles y que se adapten a las necesidades del consumidor.

En este contexto toman fuerza las aplicaciones desarrolladas en la nube, las cuales, según define la firma de tecnología Red Hat, son un grupo de servicios pequeños, independientes y sin conexión directa, cuyo “objetivo es aportar beneficios notorios a la empresa, como la capacidad de incorporar los comentarios de los usuarios con rapidez para garantizar una mejora permanente”.

Este tipo de soluciones no solo están pensadas para ser concebidas y operadas desde la nube, sino que tienen la capacidad de comunicarse con otras aplicaciones independientes de manera automatizada mediante el uso de interfaces de programación de aplicaciones (API) o servicios de mensajería.